Ésta es la noche de Pascua

¿Nos hemos fijado alguna vez en las muchas veces que, en la liturgia de la Vigilia Pascual, se hace referencia al aquí y al ahora?:

  • En esta noche santa… (monición inicial).
  • Cristo ayer y hoy… suyo es el tiempo… (bendición del cirio)
  • éstas son las fiestas de Pascua… Ésta es la noche… [se dice hasta seis veces] … esta noche santa… En esta noche de gracia… (pregón)
  • También ahora, Señor, vemos brillar… (oración de la tercera lectura).
  • ¡Oh, Dios!, que iluminas esta noche santa… (oración colecta).
  • Mira ahora a tu Iglesia en oración… (bendición del agua).

Y eso atendiendo sólo a expresiones literales, porque si se amplía el campo, la celebración está llena de referencias al ahora. Ahora, aquí. Esta noche. Ésta, no otra, esta noche. Ésta es la noche de la Pascua. Esta.

Esta es la Noche de PascuaY esta noche será como sea. No sé si esta noche será para ti una noche en que estés bien o no lo estés, una noche en que la vida te esté yendo rodada o en que todo sea cuesta arriba, una noche en que tu vida vaya según la has planeado o soñado… o no. Pero ésta es la noche, éstas son las fiestas de Pascua. Esta noche.

Esta noche, esta noche de hoy, es LA noche. Esta noche que miles de refugiados viven en el olvido más inmisericorde de la poderosa Europa. Esta noche donde tantos y tantas buscan en la calle un lugar donde medio dormir. Esta noche donde el hambre es lo único que llena el estómago de buena parte de la humanidad, incluyendo a no pocas familias del Primer Mundo. Esta noche en la que hay varones dispuestos a degradar a mujeres pagándoles para que les den el sexo que siempre debería ser fruto del cariño. Esta noche que es continua en las minas de África que alimentan con sangre neustro Primer Mundo. Esta noche que ciega los ojos nublados por el alcohol de ese adolescente que piensa que ésa es la fiesta. Esta noche que sigue siendo noche de guerra en lugares que conocemos y lugares que hemos olvidado.  Esta noche, esta noche de tantas y tantas oscuridades en el mundo lejano y el cercano, esta noche, es la noche.

Esta noche. La noche en que la familia pasó a recoger a los abuelos para llevarles a la Vigilia, la noche en que la enfermera hizo una ronda no programada por las habitaciones a su cargo, la noche en que los cinco amigos quedaron para pedir unas pizzas y contarse cuánto hacía que no se veían, la noche en que el gato callejero se enroscó para dormir en el refugio del seto de alibustre, la noche en que los aviones surcaban las estrellas transportando sueños y quereres, la noche, en fin, enla que todo lo bueno siguiendo luciendo su pequeñez desnuda y callada en las manos y los pechos de millones de hijos e hijas de esta tierra. Esta noche, ésta, es la noche.

Si separas la Pascua del Señor Jesús de tu hoy, de tu presente, de lo que estás viviendo personal y humanamente en este momento y a esta hora… no entiendes la Pascua. El paso de la Muerte a la Vida, o, mejor, el paso a la Vida por la forma de entregar la propia vida a la Muerte por servir a los que mueren y enfrentarse a los que matan, es ahora, es en lo que vives y eres ahora, en esta noche.

Corremos el riesgo de pensar que hay que hacer algo para que “nuestra” noche se adecue a “su” Pascua. Es como si sintiéramos que para vivir la Pascua tenemos que separarnos de la mezquindad de nuestro hoy para revestirnos de flores y aleluyas. Como si esas flores y aleluyas no tuvieran nada que ver con nuestras zapatillas cotidianas y algo rotas.

Pero es justo al contrario. Ésta es la noche. Ésta. Y si esta noche te tocan lágrimas, pues esas lágrimas son las fiestas de Pascua. Y si esta noche te toca despiste, ese despiste es la noche santa. Y si esta noche es, eso, noche… ésta es la noche.

Esta es la noche, la noche de todas las Magdalenas que buscan a su Señor y no saben dónde se lo han llevado, la noche de todos aquéllos dos que renuncian a lo utopía y se vuelven a lo que hayo desengaños por haber visto vencido por los poderosos al que ellos esperaban que fuera el liberador, la noche de los que cierran puertas y ventanas por miedo a tantas cosas, la noche de los que no creen en nada que suene a vida si no ven esa vida estallar en las llagas de tantas manos y tantos costados (y, dicho sea de paso, bien que hacen esos Tomases en confirmar que el resucitado es el crucificado), la noche de los que bregan día a día y no consiguen ningún fruto de su bregar…

Ésta es la noche, y si te sales de esa noche, no le verás, no descubrirás a aquél que grita la vida en esta noche, pronunciando esta noche tu nombre como pronunció el de Magdalena, haciendo en esta noche arden el corazón y el camino con su palara y su partir el pan, poniéndose en medio de la noche de los atemorizados y deseándoles la paz que –con su mismo Espíritu– pueden hacer liberadora frente a toda muerte y todo matador, mostrando en esta noche que todas las heridas que provocan los que crucifican son reivindicadas por la justicia última y definitiva del Dios y Señor mío y nuestro, sentándose en la orilla del mar cotidiano y reseco para que todo tenga sentido y se pueda poner la mesa fraterna del cuerpo y del alma. Ésta es la noche. Esta noche, sea cual sea, sea la noche tuya o la de cualquiera de tus millones de prójimos en todo el planeta, es la noche.

Te lo decía antes: no sé cómo es esta noche tuya, no sé cómo es tu hoy, tu aquí y ahora. Pero si sé que esta noche, tu noche, es la noche. Tampoco sé quién es esa mujer que, envuelta en plásticos, da un beso a su hijo esta noche en Lesbos, ni en qué vacío cae esta noche ése que acaba de pincharse un pico, ni en qué sueña esta noche la niña que ha trabajado doce horas cosiendo tu ropa en un sótano infrahumano. No sé nada de esas y tantas otras noches. Ni sé el rostro de tantos y tantas que esta noche sonríen, o jadean en el abrazo infinito de las almas amándose con el cuerpo, o preparan los papeles que el lunes llevaran al trabajo, o… No sé nada de eso. Pero sé, y grito y proclamo, que esas noches, cada una de esas noches, son esta noche, la noche de Pascua.

Ésta es la noche. Ésta. Sea como sea, ésta es la noche porque es su noche. Y, en su noche, esta es mi y nuestra noche, la noche del paso de la Muerte a la Vida.

Ésta es la noche de Pascua.

@Mochilados

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