No entiendo a los crackers

Y digo que no entiendo a los crakers por aquello de mantener la distinción, que sé cierta, entre crackers y hackers. Aunque quizá de lo que quiera hablar hoy sea de un lamer estúpido, pero puñetero.

En todo caso, no entiendo a cualquier canalla -informático en este caso, pero aplicable tristemente a la vida en general y en cualquier ámbito y estrato social- que se divierte mucho haciendo daño porque sí, y, encima, haciendo daño a gente que no tenemos ningún poder, ninguna fuerza, nigún control sobre nada.

Un grupillo de gente, que solemos movernos en ámbitos sociales y políticos, mantenemos desde hace un año una página web, la de Paz y Justicia. Nos cuesta el dinero del alojamiento y tal, pero bueno, no nos importa si a alguien le sirve. Si se mira esa página, se ve que no tiene nada de malo: la página inicial es una recopilación de las distintas propuestas ciberactivistas que sacan a la red organizaciones defensoras de los derechos humanos; y el resto de las páginas son enlaces -clasificados por temas- a muchos contenidos solidarios de la red. Y, además de eso, hay (bueno, en estos momentos hay que decir «había») un foro. Un foro donde quien quería opinaba, colgaba información, aportaba documentos…

Pues un imbécil se ha cargado el foro. Me niego a llamarle «pirata informático», porque los piratas, al menos, se jugaban el pellejo. Y estos memos lo único que se juegan es estar tan tranquilitos delante de su ordenador, comprarse una revista sobre hackers, y dedicar su tiempo (¿no tienen otra cosa que hacer, un amigo a quien llamar, un libro que leer, un paisaje que disfrutar, un paseo que gozar, una lágrima de otro que secar…?) a jorobar a otros.

Y eso nos pasó: el cracker, hace una semana más o menos, no sólo ha cambiado la portada del foro, sino que se ha dedicado a borrar todo lo que había escrito. Para rematar, a saber qué ha hecho y manipulado, pero el caso es que es imposible subir al foro la copia de seguridad que hacíamos periódicamente.

Y todo eso, ¿para qué? ¿Qué ha ganado este tipejo? ¿De verdad que le ha dado algo el haber puñeteado a otros? ¿En serio que hay gente que puede encontrar gozo en hacer daño así, porque sí?

Bueno, ya sé que la respuesta a esas preguntas es que sí, que claro que hay gente así, y que, como decía, la hay tanto en las altas esferas del poder como en el camino cotidiano del día a día.

Pero no sé, quisiera seguir creyendo que no es así, que hay alguna razón, que a lo mejor es que viven una realidad social muy dura, o que no saben lo que es tener amigos y amigas, o que les zurraron de pequeños, o que tienen la autoestima a nivel 0, o que les patinan las neuronas y les vendría bien un siquiatra…

Yo qué sé. Cualquier cosa… menos creer que alguien se siente feliz haciendo daño a otros.

Tanto tiempo

Hace siglos que no escribo nada en el blog. A saber por qué ha sido precisamente hoy cuando me pongo a pergeñar estas líneas después de tanto tiempo.

Tanto tiempo. Tanto tiempo sin escribir, pero no sin vivir, claro. Tanto tiempo en el que han pasado tantas cosas, tantas historias, tantos rostros, tantos besos, tantos dolores (o dolorcillos, no sé). Tiempo en el que este diario ha estado vacío, sin que lo que pasaba (me pasaba, nos pasaba, les pasaba) dejara aquí nada reflejado. Pero tanto tiempo en que sí que han quedado reflejos, decenas de reflejos, en sitios, en personas, en folios, en corazones, en paisajes…

Es curioso esto de tener un diario. Escribas o no, está ahí. En blanco, dispuesto, como puro receptor, en la generosidad y gratuidad pura del que dice: «aquí estoy, haz conmigo lo que quieras: hagas lo que hagas, incluso aunque no hagas nada, yo estoy aquí, para lo que quieras».

En fin. Espero ser más fiel a este blog. No es fácil porque mucho tiempo se lo lleva la página web de Paz y Justicia. Pero espero sacar algún tiempito. Sin que pase tanto tiempo…

Aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas…

Cuando muere alguien, uno de los varios dolores que acechan a los que seguimos vivos es que hay un montón de cosas que se quedan a medias.

Y no me refiero a esa sensación que tienen algunos de que “no hice por él/ella todo lo que podía haber hecho”. No, no es eso, al menos en mi caso. Mi madre murió hace 4 años y mi padre hace 15 días. Y claro que sé que podíamos haber hecho muchísimas más cosas de las que hicimos. Pero no tengo ninguna conciencia de que todo eso que no hicimos fuera por dejadez o falta de cariño. No.

A lo que me refiero es a, en estremecedora frase de Serrat, “aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas”.

Estos días me surgen esas «pequeñas cosas» constantemente. Y, de ellas, quiero dejar constancia en esta bitácora de dos que podrán parecer una bobada, pero que me ponen un nudo en la garganta.

En el verano del 98, fui con unos amigos a visitar unos pueblos “cacharreros” de Zamora, con una antiquísima tradición de trabajo de cacharros de barro. Como a mi madre le encantaban todas esas cosas (mi casa parece una exposición de cerámica), le compré dos piezas artesanales de barro, pensando regalárselas el 21 de noviembre, su cumpleaños. Mi madre murió el 12 de octubre. Los dos cacharros los tengo aún, en una estantería de mi casa. No sé qué hacer con ellos. Cuando los miro se me viene un mundo encima.

Lo de mi padre es más simple aún. Desde que murió mi madre, cogí la costumbre de –aparte de los muchos días que me acercaba a su casa- llamarle por teléfono prácticamente todos los días. Ahora, de pronto, me viene el impulso –casi el reflejo- de coger el teléfono para llamarle. No lo hago, claro. pero me quedo mirando el teléfono (o él se me queda mirando a mí, no sé) y como que me parece que también él se ha muerto un poco.

En fin.

Hoy he tenido una mala (o no) mañana

Ayer fue el funeral de mi padre (el segundo, el que hicimos en la parroquia de su barrio). Y, en cuanto se acabó todo y se despidieron los amigos y se pasó el acelerón, todo volvió a ser negro, y el dragón volvió a mirarme fijo y a impedirme casi hasta respirar poniéndome la pata encima (los que sepan de depresión entenderán lo que quiero decir; los que no, no sabría explicárselo; y, en cualquier caso, nunca sé si escribo para mí o para otros).

Esta mañana, cuando me desperté, en Madrid estaba nevando. Y entonces supe que –entre el temblor y la nada- quería y podía hacer lo que tantas veces he querido y podido hacer: coger el coche e irme a la sierra, a Guadarrama, a “la montaña”. Y hacer las carreteras de siempre: entrar por Villalba, subir hasta el puerto de Navacerrada, seguir al de Cotos, bajar hasta Rascafría y subir al puerto de la Morcuera, para bajar a Miraflores y regresar a Madrid (ahora toca pedir disculpas a los que no conozcan Guadarrama).

Eran las 7 cuando me he metido en el coche. He puesto la radio. En el Carrefour de Las Rozas he parado a desayunar y, de paso, a comprar cadenas (no es que fueran a hacer falta, pero tarde o temprano tenía que comprarlas). Y, comprándolas, he visto un CD de “Celtas Cortos” recogiendo un directo suyo en Valladolid (“Nos vemos en los bares”, del 97). Ya tenía casi todas las canciones, pero siempre están bien los directos, y, además, yo a Celtas le paso lo que sea.

No he sabido bien por qué lo compraba. Y ese no saber por qué ya me tenía que haber dicho que la magia estaba haciendo una de sus jugadas. Pero eso lo he descubierto más tarde.

He llegado a la altura de “La Fonda Real”. Ese restaurante es la última salida que hizo mi padre, estas navidades pasadas, conmigo, mi hermano, mi cuñada y mi sobrina. Y es bastantes más cosas. Y, entre ellas, para mí es el lugar donde empieza la subida al puerto de Navacerrada, donde ya me siento en la montaña. He parado. Y, sin pensarlo, he puesto el CD de Celtas.

Y he arrancado. Y he empezado a subir. Y entrado en la montaña, en mi vieja Guadarrama. Y la primera canción del CD era esta (y ahora toca pedir disculpas a los que no sean capaces de poner música a estas letras):

Nacimos hace unos años en Pucela capital,
nos llamamos Celtas Cortos y empezamos a tocar.
Comenzó con mucho esfuerzo, siguió a base de currar,
si no acaba con nosotros daremos mucho que hablar.
Juntamos algún dinero pa vivir con dignidad,
nunca nos fueron los lujos, somos gente muy normal.
Conocemos mucha peña día y noche, sin parar;
entre tanto, algún amigo se nos ha quedao pa tras.
Y hasta hoy hemos llegado con ganas de luchar,
con ganas de ser mejores y cambiar la realidad.
Mantenemos ilusiones que no nos podrán parar,
los amigos, los amores, las ganas de disfrutar.
Seguiremos insistiendo en que el mundo hay que cambiar,
si siguen así las cosas la Tierra va a reventar.
Seguiremos haciendo amigos, enemigos siempre habrá;
para todos hay un sitio: el concierto va a empezar.

No. No nos podrán parar:
somos Celtas Cortos con ganas de luchar.
No. No nos podrán parar:
respirar es igual que tocar.
No. No nos podrán parar:
no solemos mirar hacia atrás.
No. No nos podrán parar:
vuestra fuerza nos hará caminar.

Y vinieron las lágrimas, claro. Y seguí camino, y paré un rato a tirar alguna foto aquí y allá. Y el CD siguió sonando. Y en el camino entre el puerto de Navacerrada y el de Cotos, con Castilla a mi izquierda tras el vértido de Valsaín, las laderas despeñadas de Bola a mi derecha, y enfrente la cima preñada de Dos Hermanas y el picachón de Peñalara, llegó otra canción:

20 de abril del 90.
Hola chata, ¿como estás?
¿Te sorprende que te escriba?
Tanto tiempo es normal.
Pues es que estaba aquí solo,
me había puesto a recordar,
me entro la melancolía,
y te tenia que hablar.

¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?
Las risas que nos hacíamos antes todos juntos.
Hoy no queda casi nadie de los de antes.
Y los que hay han cambiado, han cambiado… ¡Sí!

Pero bueno, ¿tu que tal? di.
Lo mismo hasta tienes críos.
¿Que tal te va con el tío ese?
Espero sea divertido.
Yo, la verdad, como siempre,
sigo currando en lo mismo,
la música no me cansa,
pero me encuentro vacío.

¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?
Las risas que nos hacíamos antes todos juntos.
Hoy no queda casi nadie de los de antes.
Y los que hay han cambiado, han cambiado… ¡Sí!

Bueno, pues ya me despido,
si te mola me contestas,
espero que mis palabras,
desordenen tu conciencia.
Pues nada chica, lo dicho:
hasta pronto si nos vemos.
yo sigo con mis canciones,
y tú sigues con tus sueños.

¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?
Las risas que nos hacíamos antes todos juntos.
Hoy no queda casi nadie de los de antes.
Y los que hay han cambiado, han cambiado… ¡Sí!

Y tuve que parar. Y seguir sin entender nada. En menos de cinco años perdí, primero, a mi madre, y luego, a mi padre. Y también la salud.

Y quizá sea el dragón o quizá sea la realidad (¿el dragón no es real?), quién sabe, pero en ese tiempo pareciera (¿u ocurrió?) que perdí  a (casi) todos mis amigos y buena parte de mis sueños (podíamos haber sido felices, pero se quedó sólo en quererlo). Malos tiempos estos.

Y bajando hacia Rascafría (y, como en todos estos lugares, viendo en cada lugar y cada ráfaga de aire cien fantasmas, cien presencias, cien pudieron ser que uno u otros no quisieron que fueran), sonaba “Hacha de guerra”, que no tiene letra, pero que quien la conozca entenderá por qué me volvió a llenar de lágrimas.

Subí la Morcuera, rodeado de la nieve en medio del bosque. Y, casi al final, tras esos estremecedores llanos de la Morcuera, blancos y crudos, y jjusto tras coronar el puerto, cuando el morro del coche empezó a apuntar hacia abajo y los ojos se me preparaban para contemplar –allá al fondo, abajo- la llanada, apareció la niebla.

Apareció la niebla de golpe, cubriendo toda la ladera sur de Morcuera. No se veía nada. Frenar rápido, bajar la velocidad, rodar recordando las traicioneras curvas de este puerto. Y, de pronto, el CD que continúa diciendo lo que quiere decir:

A veces llega un momento en que
te haces viejo de repente,
sin arrugas en la frente
pero con ganas de morir.
Paseando por las calles
todo tiene igual color.
Siento que algo hecho en falta,
no se si será el amor.

Me despierto por la noches
entre una gran confusión,
es tal la melancolía
que está acabando conmigo.
Siento que me vuelvo loco
y me sumerjo en el alcohol,
las estrellas por la noche
han perdido su esplendor.

A veces llega un momento en que
te haces viejo de repente,
sin arrugas en la frente
pero con ganas de morir.
Paseando por las calles
todo tiene igual color.
Siento que algo hecho en falta,
no se si será el amor.

He buscado en los desiertos
de la tierra del dolor,
y no he hallado más respuesta
que espejismos de ilusión;
he hablado con las montañas
de la desesperación,
y su respuesta era sólo
el eco sordo de mi voz.

A veces llega un momento en que
te haces viejo de repente,
sin arrugas en la frente
pero con ganas de morir.
Paseando por las calles
todo tiene igual color.
Siento que algo hecho en falta,
no se si será el amor.

Lágrimas. Más lágrimas. No hay quién escriba sobre las lágrimas. Por eso sólo las digo y vale.

Ya de vuelta a Madrid, pasado Soto del Real, ha sonado la última canción del CD: “Cuéntame un cuento, y verás que contento me voy a la cama y tengo lindos sueños”. El cielo era menos gris, y en algunos puntos como que quería salir el sol. Cuéntame un cuento.

Hoy he tenido una mala mañana. O no.

10 consejos para un militante de izquierda

Estos diez consejos -escritos en 2003- son de Frei Betto, un teólogo brasileño del que, dicho sea de paso, me parece un tiempo bien empleado el que se use en buscar su nombre en Google y curiosear sus escritos.

Hay algunas afirmaciones del texto con los que no concuerdo al cien por cien o con la que, sin más, discrepo.

Pero cuánto más vale el acuerdo amplio que la trifulca por los detalles cuando se trata de buscar caminos para que el mundo sea tal como Dios lo soñó (o, si se prefiere, para que sea tal como lo sueñan los que han sido arrebatados de tanto).

Porque a todos nos iría mejor si, en tantas cosas, recordáramos lo de Pablo: «Examinadlo todo y quedaos con lo bueno» (1Tes 5,21).

1. MANTENGA VIVA LA INDIGNACIÓN.

Verifique periódicamente si usted es realmente de izquierda. Adopte el criterio de Norberto Bobbio: la derecha considera la desigualdad social tan natural como la diferencia entre el día y la noche. La izquierda lo enfrenta como una aberración que debe ser erradicada.

Cuidado: usted puede estar contaminado por el virus social-demócrata, cuyos principales síntomas son usar métodos de derecha para obtener conquistas de izquierda y, en caso de conflicto, desagradar a los pequeños para no quedar mal con los grandes.

2. LA CABEZA PIENSA DONDE LOS PIES PISAN.

No se puede ser de izquierdas sin «ensuciar» los zapatos allá donde el pueblo vive, lucha, sufre. Alégrate y comparte sus creencias y victorias. Teoría sin práctica es hacer el juego a la derecha.

3. NO SE AVERGÜENCE DE CREER EN EL SOCIALISMO.

El escándalo de la Inquisición no hizo que los cristianos abandonaran los valores y las propuestas del Evangelio. Del mismo modo, el fracaso del socialismo en el este europeo no debe inducirlo a descartar el socialismo del horizonte de la historia humana.

El capitalismo, vigente hace 200 años, fracasó para la mayoría de la población mundial. Hoy, somos 6 billones de habitantes. Según el Banco Mundial, 2,8 billones sobreviven con menos de US $ 2 por día. Y 1,2 billones, con menos de US $ 1 por día. La globalización de la miseria no es mayor gracias al socialismo chino que, a pesar de sus errores, asegura alimentación, salud y educación a 1,2 billones de personas.

4. SEA CRÍTICO SIN PERDER LA AUTOCRÍTICA.

Muchos militantes de izquierda cambian de lado cuando comienzan a buscar piojo en cabeza de alfiler. Apartados del poder, se tornan amargos y acusan a sus compañeros(as) de errores y vacilaciones. Como dice Jesús, vemos el polvo en el ojo del otro, pero no el camello en el propio ojo. Tampoco se enganchan para mejorar las cosas. Quedan como simples espectadores y jueces y, algunos, son captados por el sistema.

La autocrítica no es sólo admitir los propios errores. Es admitir ser criticado por los(as) compañeros(as).

5. SEPA LA DIFERENCIA ENTRE MILITANTE Y «MILITONTO».

«Militonto» es aquel que se jacta de estar en todo, participar en todos los eventos y movimientos, actuar en todos los frentes. Su lenguaje está lleno de explicaciones y los efectos de sus acciones son superficiales.

El militante profundiza sus vínculos con el pueblo, estudia, reflexiona, medita; valora de forma determinada su área de actuación y actividades, valoriza los vínculos orgánicos y los proyectos comunitarios.

6. SEA RIGUROSO EN LA ÉTICA DE LA MILITANCIA.

La izquierda actúa por principios. La derecha, por intereses. Un militante de izquierda puede perder todo la libertad, el empleo, la vida. Menos la moral. Al desmoralizarse, desmoraliza la causa que defiende y representa. Le presta un inestimable servicio a la derecha.

Hay arribistas disfrazados de militantes de izquierda. Es el sujeto que se engancha apuntando, en primer lugar, a su ascenso al poder. En nombre de una causa colectiva, busca primero sus intereses personales.

El verdadero militante -como Jesús, Gandhi, Che Guevara…- es un servidor, dispuesto a dar la propia vida para que otros tengan vida. No se siente humillado por no estar en el poder, u orgulloso al estar. Él no se confunde con la función que ocupa.

7. ALIMÉNTESE EN LA TRADICIÓN DE LA IZQUIERDA.

Es preciso la oración para cultivar la fe, el cariño para nutrir el amor de la pareja, «volver a las fuentes» para mantener encendida la mística de la militancia. Conozca la historia de la izquierda, lea (auto)biografías, como el «Diario del Che en Bolivia», y romances como «La Madre», de Gorki, o «Las uvas de la Ira», de Steinbeck.

8. PREFIERA EL RIESGO DE ERRAR CON LOS POBRES A TENER LA PRETENSIÓN DE ACERTAR SIN ELLOS.

Convivir con los pobres no es fácil. Primero, hay la tendencia de idealizarlos. Después, se descubre que entre ellos existen los mismos vicios encontrados en las demás clases sociales. Ellos no son mejores ni peores que los demás seres humanos. La diferencia es que son pobres, o sea, personas privadas injusta e involuntariamente de los bienes esenciales de la vida digna. Por eso, estamos al lado de ellos. Por una cuestión de justicia.

Un militante de izquierda jamás negocia los derechos de los pobres y sabe aprender con ellos.

9. DEFIENDA SIEMPRE AL OPRIMIDO, AUNQUE APARENTEMENTE ELLOS NO TENGAN RAZÓN.

Son tantos los sufrimientos de los pobres del mundo que no se puede esperar de ellos actitudes que tampoco aparecen en la vida de aquellos que tuvieron una educación refinada.

En todos los sectores de la sociedad hay corruptos y bandidos. La diferencia es que, en la élite, la corrupción se hace con la protección de la ley y los bandidos son defendidos por mecanismos económicos sofisticados, que permiten que un especulador lleve una nación entera a la penuria.

La vida es el don mayor de Dios. La existencia de la pobreza clama a los cielos. No espere jamás ser comprendido por quien favorece la opresión de los pobres.

10. HAGA DE LA ORACIÓN UN ANTÍDOTO CONTRA LA ALIENACIÓN.

Orar es dejarse cuestionar por el Espíritu de Dios. Muchas veces dejamos de rezar para no oír el llamado divino que nos exige nuestra conversión, esto es, el cambio del rumbo en la vida. Hablamos como militantes y vivimos como burgueses, acomodados en una cómoda posición de jueces de quien lucha.

Orar es permitir que Dios subvierta nuestra existencia, enseñándonos a amar así como Jesús amaba, libremente.

Mi sobrina hace un verso por la paz

Anteayer hubo manifestaciones en toda España, en el aniversario de la ocupación de Iraq. Hace un año, mi sobrina Julia, con 11 años, escribió esta poesía. La traducción es de su madre. La imagen es de Orlando Naranjo.

Sobrina verso paz. Orlando NaranjoEl meu pitjor malson seria que els nens no tinguesin casa;
trobar un monstre malvat a la terrassa.

El meu pitjor malson seria un corriol de sang;
d’una persona tirada al fang.

I el meu somni millor?
Un prat amb tres coloms a la meva espatlla;
i sentir de cada nen una rialla.

= = = = = = = = = =

Mi peor pesadilla seria que los niños no tuvieran casa;
encontrar un monstruo malo en la terraza.

Mi peor pesadilla seria un sendero de sangre;
de una persona tirada en el barro.

¿Y mi mejor sueño?
Un prado con tres palomas en mi hombro;
y oír de cada niño una risa.

Caray con Aragón :-)

Esta bitácora está alojada (hoy por hoy, a saber mañana) en InfoAragón por la muy pedreste pero práctica razón de que el alojamiento es gratuito.

Pero, curiosamente (iba a poner “casualmente”, pero –como dice Richard Bach- nada es azar) eso es un hecho más de los muchos que me relacionan con Aragón. Y eso que yo soy madrileño, vivo actualmente en Madrid (tran un amplio cilco castellano y montañés), y, en mi vida personal he tenido poco que ver con Aragón.

Y, aun así, parece como que Aragón me rodeara. Véase:

  • Una antepasada mía tenía el título de Duquesa de Alhama (Alhama de Aragón). Y es que, en siglos pasados, mi ascendencia vasca por rama materna llega hasta Aragón desde sus tierras natales vascas. Y añado como nota, para que nadie se llame a engaño, que por allí se quedó el título; es cierto que las familias de mis abuelos maternos eran “nobles” (¿?). Pero el matrimonio de mis abuelos no fue querido por sus familias, y fueron desheredados. Con lo que yo, descendiente de ese matrimonio, ya no tengo nada de noble 🙂
  • Mi madre y sus hermanas, aun nacidas en Madrid, pasaron parte de su infancia en Ateca.
  • Mi madre murió un 12 de octubre, día de la Pilarica. Curiosamente, en el pasillo de entrada a la iglesia del Valle de los Caídos, a un lado está la imagen de la Virgen del Pilar, y al otro, enfrente, la de una advocación de la Virgen que era, precisamente, el nombre de mi madre.
  • Una tía mía se llama Pilar.
  • Mi padre, combatiente en numerosos frentes en la Guerra Civil, luchó en varios lugares de Aragón. De hecho, hace un par de años, me pidió que le llevara a ver una zona determinada de la provincia de Teruel. Y llegó a reconocer, en medio de unos campos y cerca de Alfambra, el altozano donde defendió un nido de ametralladoras frente al avance de las tropas nacionales. Se le llenaron los ojos de lágrimas, y hablaba con dolor de los muertos, “los suyos y los nuestros, qué más da, qué locura”.
  • De los muchos campamentos y la mucha montaña que he hecho en mi vida, recuerdo mucho uno en el que yo andaba por los 10 años y pico. Fui con mi padre, y era el Campamento Nacional anual de la que entonces se llamaba Federación Española de Montañismo. Fue en Benasque. O, para ser exactos, en Vallibierna, hasta donde se subía el material en mulos (hoy en día te sube un todo terreno). De lo mucho que tengo en la memoria (y en el corazón) de aquel campamento, recuerdo especialmente que en una marcha con mi padre vi… mi primer edelweiss, la flor de las cumbres. Hace poco, en el verano del 2002, de vacaciones con los amigos montañeando por el pirineo aragonés, volvimos a ver más edelweiis en Ordesa, muy cerca de la Cola de Caballo. Y, volviendo atrás, con los scouts tambiéne stuve en el Pirineo aragonés creo que en 1982, en el campamento de Ansó.
  • Cuatro días antes de morir mi padre el pasado 13 de marzo, me comentó que había visto en la tele un documental sobre las Bardenas, y que le había llamado la atención (como a tantos) la riqueza y variedad natural de esa comarca, que él pensaba que era sólo un desierto. Es lo que piensan tantos, también yo mismo hasta que –una relación más con Aragón- tuve en mi curso a un natural de Ejea de los Caballeros.
  • Y parecerá una tontería lo que voy a decir, pero el primer chiste que recuerdo haber aprendido y contado (de muy pequeño, y añadiendo que yo soy un absoluto negado para los chistes: ni los recuerdo, ni los cuento, y raras veces me río con los que cuentan), es el –supongo que famoso- chiste de aquel maño al que se le aparece la Pilarica y le pregunta que a dónde va. El maño contesta que a Zaragoza, y la Virgen le corrige diciéndole que será si Dios quiere. Pero el maño, cachirulo en la cabeza, dice que si quiere como si no quiere él va a Zaragoza. La Virgen decide aplicarle un correctivo y le tira a un charco que allí había. El maño se levanta y nuevamente la Virgen le pregunta que a dónde va. Y el maño que a Zaragoza. Y la Virgen que si Dios quiere. Y el maño que si quiere como si no quiere. Y otra vez al charco. Así tres o cuatro veces hasta que, al fin, totalmente empapado el maño, ante la nueva pregunta de la Pilarica de a dónde va, contesta tozudo: “A Zaragoza o al charco” (buf, si soy malo contando chistes no te digo nada escribiéndolos).
  • Y puestos a buscar más lazos aragoneses, habrá que anotar que estudié en Monteagudo y Marcilla, dos pueblos navarros. Pero quien sepa donde están entenderá que yo haya pasado muchos y largos y buenos ratos en la aragonesa Tarazona (Zaragoza).

Caray con Aragón.

Oye, chaval

Oye, chaval

© Arturo Pérez Reverte. Publicado originalmente en «El Semanal» (actualmente XL Semanal) del 10 de octubre de 1999. Posteriormente en Arturo PÉREZ REVERTE, Con ánimo de ofender (Madrid 2001), págs. 197-199.

Oye, chaval. Me dice tu hermana que estás cada vez más para allá, y que has perdido el curso, cacho cabrón. Y que encima te estás metiendo de todo. Y digo todo, colega. Alcohol y pastillas, y pastillas y alcohol, y dos paquetes diarios de tabaco a tus diecinueve tacos. Y que has dejado a tu novia, o en realidad es ella la que te ha dejado porque no te aguanta. Y que vuelves a las tantas saltándote semáforos en rojo con una castaña que te cagas, y que las broncas con tu viejo son de órdago, y que pasas de todo. Que pasas de verdad, con ojos de estar allí lejos sin la menor intención de darte de nuevo una vuelta por aquí en el resto de tu puta vida. Suponiendo, dice tu hermana, que te quede mucha puta vida por delante.

Dice que te diga algo, que me lees los domingos y me haces caso. No sé en qué carajo podrías hacerme caso tú a mí; pero si lo dice ella, que es la Bambi de la familia, sus motivos tendrá. En fin. Que te diga algo, escribe la pava, como si yo fuera la virgen de Lourdes. Y no sé qué decirte, la verdad. De finales felices me creo lo justo. Y la última varita mágica que vi la tenía clavada en el coño un hada a la que violaron en Sarajevo. No sé sí me explico.

Pero en fin. Me sentiría raro si hoy no te dedicara esta página. No por ti, que no te conozco, sino por la Bambi. Se quedaría decepcionada y a lo mejor ya no se leía más novelas mías, ni soñaba con ligarse al padre Quart o a Lucas Corso. Así que mira, voy a decirte algo. Voy a decirte que acabo de apuntar que no te conozco, pero es mentira. No es difícil conocerte si uno mira alrededor y se fija en el país en el que vives, y la tele que ves, y los perros que planifican tu vida y tu futuro, y los políticos a los que votan tu padre y tu madre. No es difícil si uno piensa en esa empresa donde estuviste trabajando este verano, y en el trabajo donde explotan a tu ex novia, y en la desesperación de tus amigos. No es difícil y me hago cargo, te lo juro. Esto es una mierda, y la palabra futuro es como para colgársela de los huevos. ¿Ves como en realidad sí te conozco?

Hay, sin embargo, algo que puedo decirte. Estás aquí, en el mundo que te ha tocado. Sería estupendo que hubiera revoluciones por hacer y sueños por alcanzar, cosas que te pusieran caliente y con ganas de echarte a la calle. Pero sabes, o lo intuyes, que todas las revoluciones se hicieron, y una vez hechas se las apropiaron los de siempre. Que los buenos se quedan afuera, bajo la lluvia, y que esta película la ganan siempre los malos. Sé todo eso porque lo he visto, tío. Lo he visto en todas las lenguas y colores. Lo he visto allí y lo veo aquí. Y sé que las grandes aventuras colectivas, la solidaridad, los mecheritos, yupi, yupi, todo eso se fue a tomar por saco hace mucho tiempo.Oye chaval. Arturo Pèrez Reverte

Pero quedan cosas, te doy mi palabra. Cuando ya no son posibles los héroes solidarios, llega la vez de los héroes solitarios. A lo mejor, ahora que han muerto los dioses y los héroes con mayúscula, la salvación está en el heroísmo con minúscula. En el peón de ajedrez olvidado en un rincón del tablero que mira alrededor y ve al rey corrupto, a la reina hecha una zorra, al caballo de cartón y a la torre inmóvil, haciendo dinero. Pero el peón está allí de pie, en su frágil casilla. Y esa casilla se convierte de pronto en una razón para luchar, en una trinchera para resistir y abrigarse del frío que hace afuera. Esta es mi casilla, aquí estoy, aquí lucho. Aquí muero. Las armas dependen de cada uno: amigos fieles, una mujer a la que amas, un sueño personal, una causa, un libro… Cómo reconforta, colega, mirar a un lado y ver en otra casilla a otro peón tan solo y asqueado como tú, pero que se mantiene erguido y, tal vez, tiene un libro en las manos. Hay aventuras maravillosas, vidas riquísimas, sueños increíbles que empezaron de la forma más tonta, con sólo pasar la primera página de un libro.

Ya sé que no es gran cosa, colega. No soluciona nada, y lo único que te permite es comprender. Pero eso no está nada mal. Me refiero a comprender que nacemos, vivimos y morimos en un mundo absurdo, que a lo más que podemos aspirar es a asumirlo mirándolo de frente, con el orgullo de quien se sabe peleando solo, hasta el final, solidario con aquellos otros peones que, como tú, libran su pequeña y pobre batalla en casillas olvidadas. Y al final descubres que no es tan grave. Los hombres vagan perdidos hace miles de años, y siempre fue la misma historia. Lo único que los diferencia es cómo viven y cómo mueren.

España, elecciones 2004… y no me cuadran los resultados.

No me cuadran los resultados de estás últimas elecciones generales (marzo de 2004) en España. Y lo peor es que hace años que nunca me cuadran esos resultados, los de las elecciones.

Ya me sé lo de la Ley D’Hont y todo eso, y me sé lo de las comunidades históricas, las nacionalidades y demás.

Pero siguen sin cuadrarme. No me cuadran como ciudadano (o a lo mejor como ciudadano ignorante). Y me cuadran menos aún como ciudadano que, con todos los fallos que pueda yo tener, se toma en serio esto de votar, conocer los programas, entender el funcionamiento del sistema político, leer la situación actual de nuestra sociedad y del mundo en general, etc.

Vamos a ver.

En las elecciones generales de 2004 en España, con el 99,97% escrutado, me encuentro con los siguientes resultados para el Congreso (y quito los decimales para no liar, aunque eso desajuste las sumas en un voto arriba o abajo):

  • PODÍAN VOTAR 34.563.545 españoles.
  • HAN VOTADO 26.689.969 (77,21%).
    • Han votado A PARTIDOS 26.013.642 (74,63%).
    • Han votado EN BLANCO 406.759 (1,57%).
    • Han hecho VOTO NULO 269.568 (1,01%).
    • Y NO HAN VOTADO 7.873.576.

¿Vale? Pues vale, juntemos todo esto con los votos a los partidos principales y veamos quién tiene más y quién tiene menos.

  1. PSOE. (42,64%) 10.907.530 votos.
  2. PP. (37,64%) 9.628.201 votos.
  3. IU. (4,96%) 1.269.447 votos.
  4. CiU. (3,24%) 829.046 votos.
  5. ERC. (2,54%) 649.999 votos.
  6. PNV. (1,63%) 417.154 votos.
  7. VOTO EN BLANCO (1,57%) 406.759 votos.
  8. VOTO NULO (1,01%) 269.568 votos.
  9. CC. (0,86%) 220.543 votos.
  10. BNG. (0,80%) 205.613 votos.
  11. PA. (0,71%) 181.165 votos.
  12. CHA. (0,37%) 93.865 votos.
  13. EA. (0,32%) 80.613 votos.
  14. NA-BAI. (0,24) 60.645 votos.

Parece muy claro, ¿no?

La mayoría de este país ha votado al PSOE y luego al PP. En tercer lugar, a distancia, está IU. A más distancia todavía están CiU, ERC y PNV en el cuarto, quinto y sexto puesto. Y la séptima fuerza más votada es… ninguna, es el voto en blanco, es la fuerza del señor que no se queda en su casa, que va a votar, pero que no quiere votar a ninguno de los que se presentan.

Luego vendría el voto nulo. Y luego CC, BNG, etc.

Y todo esto si no sumamos a la lista (yo creo que no hay que sumarle), a quien no va a votar. Porque ese grupo, el de quien se queda en casa sin votar por la razón que sea, es la tercera “fuerza” política de este país.

Pero los problemas no acaban aquí. Los problemas se agudizan cuando se ve la lista de escaños.

  • Parecería lógico que IU fuera el partido que tuviera el tercer número de escaños, ¿verdad? Y que, dado que IU tiene -más o menos- una décima parte de los votos que tiene el PSOE, sus escaños fueran –también más o menos- una décima parte.
  • Es normal que el PA tenga más escaños que la CHUNTA, EA o NA-BAI, ¿a que sí?
  • Y es evidente, por ejemplo, que CiU tenga casi el doble de diputados que el PNV (al que casi dobla en votos), ¿no?

Pues no. Los ejemplos podían multiplicarse, pero siempre serían chocantes. Por D’Hont, por la diferencia entre autonomías o nacionalidades, por el respeto (se dice) a las minorías, o por no se qué que nadie me logra explicar convincentemente, cuando llega el reparto de escaños ya no entiendo nada. No entiendo que IU se vaya a la quinta plaza. No entiendo que el PA se quede sin escaño y lo consigan partidos que han tenido menos votos que él. No entiendo que si a tres partidos (PNV, ERC, y CiU) les ha apoyado el 7,41 de los votantes y gracias a eso consiguen el 7,14 de los escaños del Congreso, a IU le apoyen el 4,96 de los votantes y sólo consiga el 1,42 de los escaños del Congreso. Y así todo lo que se quiera. Miren, miren:

  1. PSOE. 164 escaños.
  2. PP. 148 escaños.
  3. CiU. 10 escaños.
  4. ERC. 8 escaños.
  5. PNV. 7 escaños.
  6. IU. 5 escaños.
  7. CC. 3 escaños.
  8. BNG. 2 escaños.
  9. CHA. 1 escaño.
  10. EA. 1 escaño.
  11. NA-BAI. 1 escaño.
  12. PA. 0 escaños.
  13. VOTO EN BLANCO y NULO. 0 escaños.

Pues eso. Que siguen sin cuadrarme los resultados de las elecciones.

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(actualizado el 8.2.23)

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Por si no estás familiarizado con las licencias Creative Commons que tienen los contenidos de este blog, las explico lo más claro posible (y luego, más abajo, te cuento un poco el por que).

En lo que se refiere a lo que yo, Mochilados, escribo o pongo en este blog (si pongo algo de otros, no puedo decidir sobre ellos, por supuesto), tú puedes: Continue reading

En la calle, codo a codo, somos mucho más que dos

Comienzo este blog sin tener excesiva idea de cómo se hace esto de escribir en un blog, o diario, o bitácora, o como se quiera llamar.

Y aún tengo menos idea de por qué me pongo a empezar este diario hoy, precisamente hoy, el martes 16 de marzo de 2004.

Y es que hoy, el 16 de marzo de 2004…

… hace 5 días que se masacró a más de 200 seres humanos -y, por tanto y para algunos entre los que em encuentro, hijos de Dios- en unos trenes de Madrid;
…y hace 4 días que fueron todas esas manifestaciones, incluida la que yo estuve, la de Madrid y su lluvia;
…y hace 3 días que murió mi padre; anteayer fue el largo -y, con todo, bello- día de tanatorio; ayer incineramos su cuerpo, que no su vida;
…y hace 2 días que fueron las elecciones generales, tan marcadas por lso atentados de Atocha y Entrevías, y en ellas sume mi voto;

Y justo hoy… empiezo esta bitácora. La empiezo con esas historias tan recientes. La empiezo con tantas y tantas otras historias -grandes y pequeñas, importantes o anecdóticas, de la humanidad o sólo de algunos humanos- que han estado ahí, en ese formidable camino que es la vida de los que viven (y sueñan, y mueren).

Yo qué sé.

Supongo que es por lo que dice el poema de Mario Benedetti, y que yo conocí cantado por Nacha Guevara:

«Y en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos«.